Bueno, no hemos parado: he querido que conociese todo lo posible, ya no sólo del centro de investigación (las mañanas las pasábamos en el institudo liados con charlas, reuniones, seminarios, y más charlas, formales e informales, e incluso él mismo
impartió un coloquio) sino también la fantástica ciudad de Sydney (¿he dicho por aquí alguna vez que me encanta?), visitando todo lo posiblemente visitable, concierto en Sydney Opera House, subida al pilar del Harbour Bridge, comprar por Queen Victoria Building y The Rocks, pasear por Botanic Gardens, Darling Harbour, barrio chino, playas de Manly, Bondi, Coogee, pateada por el Ku-Ring-Gai Chase National Park viendo pictogramas aborígenes, excursiones en las Blue Montains bajo la lluvia... Y comer, cafés y mucho comer (demasiado), y siempre en lugares con distinto tipo de comida (¡pero qué bien nos manejamos ambos con los palillos!). De hecho, poco paré por casa esa semana, sólo para dormir.
Finalmente, vinimos juntos a Narrabri para que viviese su primera experiencia como
radioastrónomo, puesto que él mismo ha estado observando en longitudes de onda centimétricas alguno de nuestros objetos (curiosidad: los mismos que él observó hace unos meses en el
VLT, en aquella gloriosa jornada en la que observamos en tres continentes, e incluso una de las galaxias de mi tesis). Creo que se divirtió viendo canguros, paseando en bicicleta, luchando con los mosquitos, moscas, polillas y arañas, observando galaxias de día y lloviendo y subiéndose a las antenas. ¡Incluso eso de dormir a deshoras y almorzar cuando el resto del mundo ya ha cenado tiene su encanto!
¡Muchas gracias por venir! De verdad, que ha sido todo un honor el tenerte por aquí, la única pega es que no pudieras estar más tiempo y que no viniéramos a Narrabri en coche. Pero.. ¡ya sabes dónde estoy!
(*) Frikis, be prepared for the next post.