Las
Pirámides de Güimar son unas construcciones del tipo de pirámides escalonadas localizadas en el Municipio de Güimar, Tenerife. Ignoradas durante muchos años, a principios de los años noventa llamaron la atención de arqueólogos y muchos
pseudocientíficos puesto que se sugería que dichas construcciones habían sido construidas por los guanches, los habitantes pre-hispánicos de la isla. Incluso se desarrolló toda una
teoría según la que las Pirámides de Güimar eran el nexo entre las famosas Pirámides de Egipto y las Pirámides de Mesoamérica. Uno de los argumentos que defendían, según sus autores, esta idea era que las Pirámides de Güimar
están orientadas astronómicamente: el eje mayor de la pirámide más grande apunta directamente hacia la puesta de Sol en el día más largo del año, el Solsticio de Verano. Además, a esto hay que añadir un hecho singular: dado el horizonte que se vislumbra desde el lugar, justo ese día el Sol se pone y a los pocos minutos reaparece, brevemente, entre un hueco de las montañas. A este fenómeno se conoce como
doble puesta de Sol. César fue de los primeros investigadores serios que, ayudado con medidas astronómicas precisas, determinaron la orientación de las pirámides. El revuelo estaba asegurado.
En poco tiempo, una conocida compañía canaria compró los terrenos de las Pirámides, por entonces llenos de hierbajos y sin ninguna protección, y creó un
Parque Etnográfico que hoy día se puede visitar. En este lugar se sostiene y publicita la teoría de la conexión de las Pirámides de Güimar con las grandes de la Antigüedad, incluso describiendo la vida de los guanches en el lugar. Sin embargo, todas las pruebas apuntan a que estas construcciones
se construyeron en la segunda mitad del siglo XIX.
No os voy a cansar con los argumentos (no se han encontrado ningún resto guanche es la excavaciones del lugar, los documentos de propiedad anteriores a 1850 no mencionan las pirámides, motivos astronómicos, parecidos con otras estructuras construidas en el siglo XX): aconsejo directamente leer el libro. No penséis que es
provinciano, en el sentido de que es un tema local de Tenerife o Canarias: en el libro se cuenta mucho sobre el método científico, lo fácil que es
inventarse teorías bonitas, lo que cuesta enfrentarse a la
pseudociencia y cómo una investigación seria con argumentos sólidos da lugar a respuestas convincentes sobre estos
enigmas del pasado.
Así, en el capítulo primero se da un excelente repaso al método científico. Los capítulos 2 al 5 se describen cronológicamente los acontecimientos y descubrimientos de las Pirámides. Ya aquí queda claro para los científicos
serios que las construcciones fueron creadas alrededor de la segunda mitad del siglo XIX al limpiar de piedras los terrenos circundantes, algo que se hizo en muchas zonas de Canarias para poder cultivar la
cochinilla. Pero entonces, ¿por qué esa orientación astronómica tan clara? Aquí es donde Antonio y César sugieren una relación directa entre el origen de las Pirámides de Güimar
y el auge de la masonería en Canarias. Todo esto se narra en los capítulos 6 al 8, donde se dan las pistas a esta teoría. Por último, se incluyen unos apéndices con el texto íntegro, traducido al español, de los artículos científicos que Antonio, César y
Juan Antonio Belmonte (también del IAC, los tres pertenecen al grupo de
Arqueoastronomía) han publicado en revistas científicas especializadas.
Lo que es prácticamente seguro es que su origen no es de época prehispánica, y mucho menos conectando dos civilizaciones tan alejadas en el tiempo y en el espacio como la Egipcia (2500 a.C., África oriental) y las de Mesoamérica (1000 d.C., América). Y si no, podéis preguntaros lo siguiente y aplicar
la navaja de Occkam: ¿qué es más fácil, que las Pirámides se hiciesen en tiempos pretéritos y conectaran culturas tan alejadas o que se construyesen para limpiar un terreno pedregoso en una época en la que la mayoría de las exportaciones de cochinilla provenían de Canarias?. Pero claro,
no es tan bonito ni romántico lo segundo como primero, aunque (casi seguro, recuerdo que en Ciencia nada es el 100%) la realidad es así.
Ni que decir tiene que me encantó el libro. (Claro, yo qué voy a decir). Me lo bebí prácticamente en una noche, del tirón (me salté algunas cosas que ya conocía) y es un libro muy recomendable. Desde aquí felicito públicamente a los autores por su trabajo (aunque ya lo hiciera personalmente).