Le tengo especial cariño a este acontecimento por dos motivos. Primero, porque pude observarlo en directo, con mi pequeño telescopio reflector de 114 mm (ya sabéis, el
Zeus que muchos teníamos por entonces) desde la
Sierra de Cazorla durante los
Campamentos de Astronomía en la Naturaleza que organizábamos la
Agrupación Astronómica de Córdoba para chicos y chicas de entre 14 y 18 años. Debería escanear los dibujos que hice entonces. Por otro lado, porque precisamente mi primer
artículo astronómico más o menos extenso. En realidad, fueron dos artículos:
Colisión con Júpiter publicado en el
Boletín Nº20, junio de 1994, sobre cómo se descubrió el cometa
Shoemaker-Levy 9, cómo se supo que iba a chocar con Júpiter y qué se esperaba al respecto, y
la segunda parte, recogida en el
Boletín nº21, febrero de 1995 que contaba lo que se había observado.
No voy a escribir aquí los detalles de tan extraordinario suceso (un cometa que pasó muy cerca de Júpiter, siendo fracturado en muchos pedacitos por las enormes fuerzas de marea del gigante joviano y perturbando su órbita, de forma que el punto más cercano a Júpiter estaría dentro del planeta, esto es, chocaría con él), pero sí os remito a estos artículos. Están en formato texto, sin imágenes (es de esas cosas que se van dejando y aún no se han hecho), pero podéis ver más imágenes y animaciones en
esta página de la NASA. Por cierto, que se aprendió mucha física de impactos con la observación del evento, sirviendo para concienzar a científicos y políticos que, lo mismo que se estaba viendo en Júpiter, podía pasar en la Tierra. Se proporcionó así un gran impulso a los proyectos
LINEAR y
NEAT (sí, esos que descubren actualmente tantos cometas y asteroides). También las famosas películas de
Deep Impact y
Armaggedon pueden ser en parte consecuencia de la colisión de este cometa.
¡Cómo pasa el tiempo!. Por aquel entonces, en verano de 1994, yo había terminado COU y me preparaba para comenzar a estudiar Física en Granada. Diez años exactos despues, a mitad larga de mi doctorado en Astrofísica, me encuentro en el
telescopio IAC 80 en el
Observatorio del Teide. Precisamente por eso no me
quiero enrrollar más, porque quiero terminar de reducir las imágenes de anoche y preparar lo que toca observar hoy. Estaré hasta la noche del martes por lo que, salvo catástrofe, en la próxima historia os dejaré alguna de las imágenes que estamos obteniendo.