Como bien señala
nota de prensa, esta zona es un laboratorio ideal para estudiar cómo nacen las estrellas, puesto que existen varias subregiones en donde se está produciendo la formación estelar. Incluso existe evidencia de los intenso vientos originados en los embriones de las estrellas en formación, que se encuentra ocultas inmersas en las regiones más densas de la nebulosa.
En realidad, la región mostrada en la imagen es sólo una pequeña parte de la enorme nube de gas molecular en la que se encuentra inmersa. Así, se trata de regiones muy oscurecidas por la extinción provocada por el polvo y gas asociados a este sistema. Es impresionante ver, por ejemplo,
el mapa en longitudes de onda milimétricas (CO, monóxido de carbono para nuestros políticos) de esta zona del cielo entre las constelaciones de Monoceros (el Unicornio, donde se sitúa NGC 2264) y Orión, que revela precisamente la riqueza en gas molecular.